Y ya le daba igual continuar, su alma estaba cansada y su rostro mostraba los síntomas de debilidad tras varios días de deambular y sin probar bocado alguno. De la noche a la mañana había envejecido 10 años, su cara se había llenado de arrugas y sus ganas de vivir se habían esfumado por completo... Tan solo clamaba al cielo diciéndole a Dios: ¿Por qué me has arrebatado lo que mas quería yo?
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