Una conversación de messenger en la que destinatario y emisor fuesen el mismo, y se contradijesen todo el tiempo para evitar el pensamiento de grupo
Un album de cromos, en el que nunca pegué ninguno, nunca quise que fuese igual que el de mis vecinos... Ellos me decían tonto, yo les decía borregos.

La carta que te escribí, y que jamas te envié, pero de la que siempre espera una respuesta que me hiciera saltar del sofá. Aún sigo en el sofá, por si acaso...
El coche que compré pero al que no quise ponerle gasolina, por la cantidad de impuestos que descubrí que me iban a cobrar, ponerle pedales y quitarle piezas hasta que pesase 8kg como una bici y encajarle pedales, para poder lucir una bonita bici Seat.
La casa que nunca me compre y en la que siempre viví.
Ser de una experiencia futura y no de un recuerdo pasado.
La piscina en la que siempre pedalee y la bicicleta en la que me gustaba nadar.
El chaqué con que tantas veces he entrenado y mi mejor chándal para los grandes eventos.
El paso de cebra que nunca cruce porque no había semáforos.
La sombra del sol en la esquina de un desierto sin fin,
El fondo del mar por encima de un acantilado.
El timbre de una puerta que conecta con la luz de la cocina.
Esperar el avión en una estación de tren, o coger un taxi en la azotea de una de las torres KIO (la de la derecha)
Todo lo demás es bastante coherente si lo comparamos con nuestra historia, una historia que empezó por el final, que acabo por el principio, que acabó bien empezando mal... Un sin sentido...
El mayor sin sentido que conozco ... Tu y Yo
Roberto López Martín
No hay comentarios:
Publicar un comentario