Mi yo del pasado, la persona que fui, te dedico estas líneas.
Querido yo del pasado, lo primero de lo que me gustaría hablarte es de las prisas. ¡Que prisa tienes por querer “triunfar”! por ser el primero y demostrar de lo que eres capaz, quizás no estaría de más que alguien te explicara que en este juego de la vida, tan difícil de jugar, no gana el que más rápido y más lejos llega, sino el que sabe donde quiere llegar y llega sin importar nada más. Ojalá pudiese estar ahí para enseñarte que no valoras lo que tienes hasta que lo pierdes y tienes que volver a pelear muy, muy duro para poder recuperarlo de nuevo.
Aún no imaginas como va a cambiar tu historia, las aventuras que vas a vivir y hasta donde van a llevarte tus ganas de querer siempre más, ojalá que sigas siempre así. Exprimiendo cada experiencia al limite, por eso en este renglón quiero animarte a que sigas experimentando, equivocándote y en definitiva viviendo, porque aquello que vives aunque sea errado siempre te va a enseñar una valiosa lección.
También quiero pedirte que sigas poniendo corazón en todo lo que haces, haciéndolo como lo haces, y que sigas sin rendirte nunca, que sigas creyendo en ti y en quien eres para seguir consiguiendo aquello que anhelas.
A ti, mi yo del pasado “el ansioso” quiero que cojas aire, que estés tranquilo y que respires profundo, entiende que las rachas son solo eso, que también se acaban y que recuerdes siempre que la suerte acompaña más al que trabaja que al que se queda esperando a que aparezca.
Y por último, quiero darte las gracias, gracias porque a través de ti he aprendido a ser la mejor versión de mi mismo, a superar los escollos del camino, a quererme y a valorar lo que realmente importa, en definitiva me has enseñado todo aquello que necesitaba saber, me has allanado el camino.
