martes, 11 de septiembre de 2018

Puntos

Déjame que te lo cuente punto por punto.

Porque todo es cuestión de este signo de puntuación que siempre llega mas que puntual, perdóname por la redundancia.

Abro el discurso con dos puntos e inicio la cita, la primera que nos dimos, sin conocernos, sin saber ni donde apuntar. Mil puntos suspensivos en una historia en la que escribíamos párrafos muy distintos y que finalmente acabamos en el mismo punto, en un punto y final.

Mil historias de puntos suspensivos jamás acabadas, por el miedo o por la falta de un punto que nos indicara si seguir escribiendo nuestra historia o ponerle final a ese capítulo que con tanto suspense habíamos alargado solo para darnos el placer de una noche de punta y punto.


Historias de punto y coma, que ironía... Jamás entendí el uso del punto y coma, así como jamás entendí muy bien nuestra relación, una cosa un poco desconocida para el lector medio y que era desconocida también para mi hasta que llegaste tu para descubrirme un nuevo uso del signo de puntuación. Yo jamás supe entenderte y es por eso que quizás al ser un amante de punto medio tu delicadeza pasó sobre la mediocridad de mi ortografía guiando lo nuestro hasta un punto de no retorno, donde decidiste que para no asustarme era mejor poner punto y aparte.


Y al final con todos los puntos sobre las "íes" decidí buscar la belleza en lo cotidiano de un punto y seguido, alguien que me acompañara a enlazar un párrafo con otro de un modo sutil y delicado de manera diaria. Un punto y seguido que de vez en cuanto me dejara un poco de espacio poniéndose aparte pero sin apartarse. Un punto cotidiano que ayudara a mi caligrafía media a escribir una historia   donde cada párrafo fuese acompañado de ti de modo que el final solo llegase junto al fin del papel, pero juntos y seguido.

Punto por punto y solo con comas para saltar baches, espero que tu (y el mío )punto y seguido decida no estar por mucho tiempo escondido.



Roberto López Martín


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