Me dedique a ojearla mientras leía tranquilamente el periódico del día.
Era delgada, mas bien de corta estatura, sus ojos eran negros y su pelo negro como la noche.
Pude observar como nerviosa mastico un chicle durante media hora sin apenas parpadear, su mirada estaba concentrada en un trozo de papel minúsculo en el que solo había tres letras.
¿Que tres letras podían poner a una persona tan nerviosa?
Continué observándola , discretamente , mientras tomaba mi café. Tenía la piel clara, los ojos pequeños , y su falda dejaba ver sus delgadas piernas por debajo de la mesa , la cuales no dejaba de mover.
Tras diez minutos abandona la cafetería, olvidándose aquel minúsculo trozo de papel , que tan nerviosa la había puesto , me dirigí a el lo cogí, sin entender que querían decir aquellas tres letras.
Y es que tres letras a veces pueden decir tanto y otras tan poco...
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