No hay dos sin 3

Llego tarde, seguro que ya ni me estabas esperando.
Y no te quito la razón, nadie merece ser esperado, da igual lo importante que sea.

Ha pasado casi un año desde la última vez que nos vimos, que ironía... Siempre prometo escribirte, luego te prometo hacerlo asiduamente y así van pasando los días.  Días muy distintos a los pasa junto a ella amando la vida, una vida que ya quedo atrás hace como 10 meses. Esos mismos en los que tú igual tu me echaste de menos y esos mismos en los que yo la eche de menos a ella, la inspiración.

Igual por un momento imaginaste que ella iba a ser una chica, pero NO! Igual fueron 3...Igual no, pero como amante del sexo que soy diré que sí, que me follé con las 3...

Si quieres puedo contarte quienes fueron las culpables de que interrumpiéramos nuestra relación. Probablemente puede que te interese poco tirando a una mierda y sería lógico, pero me la pela de canto porque lo voy a escribir igual. Como puedes ver no he cambiado mi lenguaje, sigo siendo claro y a veces un poco vulgar. Como ves en eso no he cambiado..

Te puedo decir que ella me cegó, me enamoró entre maravillosas palmeras y aguas cristalinas bañadas por el sol. Básicamente rodeado de lo que cualquier ser humano pueda desear, o al menos un ser humano "Standar",digamos, no vaya a ser que luego digan que me lo tengo muy creído. 

Fue el amor probablemente mas bello desde aquel primero, pero un amor que me llevo un poco al ansia, sin saber que mas tarde lo añoraría cada segundo de mis días.
No supe apreciarte,  creyendo que merecía algo mas que tu. Y sabes que? Ahora no hay un día que no piense en ti y que el que no merecía todo aquello igual era yo, por no saber valorar la vida que me diste.

Dejé aquel amor, su calidez hospitalaria y di un giro en busca de estabilidad. Quizás buscaba una realidad que hasta entonces no parecía haber vivido, todo no podía ser rosa y huí por miedo a estancarme. 

Así la conocí a ella, un poco cambiante y un poco tímida, pero siempre con una sonrisa amiga dispuesta a darme una mano. Fría de día y como un desierto durante la noche.

Me brindó una relación fugaz, apenas unos meses, marcados por la pasión desenfrenada de noches sin dormir, de entrepiernas húmedas, y por que no decirlo de mañanas de vergüenza, al no recordar el nombre de con quien me estaba despertando.
 Discúlpame por no hablar como un caballero, pero quiero contártelo todo tal y como me pasó. (Ya se que está de moda el no ser sincero, pero jamás fui un fashion blogger.)
Me hacía sentir bien y quise quedarme en ella, aunque para ser honestos al inicio la viese como una cosa pasajera, supo como ganarse mi corazón.

Pero después de todo llegó ella, ofreciéndomelo todo, todo con lo que había soñado desde hace un año, y no pude decirle que no. "Qué bien!!" estarás pensando, " y una polla" te digo... 

Pero vamos a ser pacientes me he dicho.

Llegaste fuerte, dándomelo todo y yo que parece que aún no he aprendido me creía que esta iba a ser la buena, mejor que cualquiera de las anteriores.

Ella ha sabido darme aquello con lo que tantas noches había soñado, pero me olvide de lo demás. 

No vi mas allá de esa estabilidad que andaba buscando a golpe de mails vendiéndome cual mercader ambulante a gritos.
Y así fue, ella me compro y empezamos y nos dimos amor y mil hostias en el camino y cuando tuve la oportunidad de dejarla, pese a haber querido hacerlo en mil ocasiones me acojoné.

Es un poco testaruda y muy desorganizada pese a lo que desde fuera pueda parecer. Sonríe algunas veces, pero no demasiadas, parece que tenga que mantener su fama de seriedad que tanto le ha costado ganarse. Y no, tampoco es muy acogedora, pero nada a lo que uno no se pueda acostumbrar.

Es lo que tienes cuando te "prostituyes", que luego no puedes decir no.

Parece que con ella de todos modos me voy entendiendo, veremos a ver esta vez por cuanto Tiempo...

Espero que hayas entendido un poco porque te deje de lado, pero es que con tanto amor y desamor se me olvido desembalar la inspiración.

No hay dos sin tres, y se que aún me queda algún amor que conocer.


Roberto López Martín